Los médicos no pronosticaban nada bueno: quedaría en estado vegetativo. Hoy Diego se sigue agarrando a la vida, y sin explicación médica alguna, está respondiendo cerebralmente a los estímulos exteriores y hoy, un año después le pronostican una recuperación, quizá absoluta.
El tratamiento (una cámara hiperbárica, para oxigenar todo el cerebro) cuesta tanto dinero que su familia ha decidido iniciar esta campaña de recogida de tapones de plástico.
Valen todos, guárdalos y por favor compartid la historia de Diego.
GRACIAS POR TU AYUDA

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